El periódico que nadie quería

Dr. Roberto Sánchez

Erase una familia formada por el papá, la mamá y tres niñas; ellos, todos los días recibían el periódico y antes de partir cada mañana lo recogían y lo leían.
Pero, un día se despertaron muy, pero muy tarde y cuando al fin abrieron los ojos, se dieron cuenta de la hora y notaron que era tan tarde que, si prácticamente no se apuraban, les cerrarían las puertas del colegio, siendo ese día un día muy importante para una de las niñas, porque presentaba su primer examen de matemáticas; se desayunaron corriendo, se vistieron rápidamente y se peinaron en el camino; el caso fué que ese día no notaron, ni recogieron el periódico que estaba afuera, pasaron sobre él y nuestro querido periódico quedó en ese sitio durante todo el día.
Dejaron a nuestro amigo en un pote...
Al llegar los señores del aseo, creyeron que ya lo habían leído y lo botaron a la basura y así, solo, triste y sin ningún amigo, nuestro querido periódico terminó metido dentro de un feo pipote gris de basura. Se hizo muy tarde, el sol se puso, la oscuridad llegó y así pasó todo el día hasta la noche sin que nadie lo leyera, todos los niños se acostaron a dormir. Esto lo hizo sentir muy, pero muy inútil y por ello estaba muy, pero muy triste.
Pero, había un niño tan, pero tan pobre, que no tenía familiar ni casa donde dormir, ni siquiera una ropa que ponerse cuando se le ensuciaba la que tenía puesta, dormía en las calles y lógicamente nunca había ido a la escuela.
A pesar de todas estas cosas que entristecían a cualquier niño, nuestro querido amigo tenía mucha fe y esperanza. El sabía que algún día no sólo aprendería a leer, sino que además llegaría a tener muchos conocimientos que lo ayudarían a comprender mejor las cosas y le permitirían vivir mejor, para poder ayudar a todos aquellos niños que estaban igual que él.
Fue así como nuestro pequeño amigo, al ir caminando por la calle buscando con qué cubrirse para acostarse, dió con el feo pipote gris y adentro del pipote estaba nuestro triste periódico.
El niño se emocionó todo, por primera vez había encontrado un periódico completo y que no tenía ninguna arruga, estaba como si lo hubiesen sacado de la imprenta hacia unos momentos; lo cogió con las dos manos, lo apretó fuertemente contra su pecho y empezó a correr, tan, pero tan rápido que, sin darse cuenta, atravesó varias cuadras.
Nuestro amigo el periódico se quedó muy impresionado, en momentos había pasado de la soledad, el frío y la ausencia de cariño, hasta aquel maravilloso calor que sentía, mientras este bello niño lo apretaba contra su pecho; se sintió muy querido, seguro y muy contento.
El niño corrió y corrió hasta llegar a un parque, en ese sitio buscó un claro de grama, un poco alejado de la calle para que nadie lo viera, extendió la parte principal y de deportes del periódico y sobre ellas se acostó; se arropó, primero con la sección de sociales y por último con la de política, dejó la parte de los cines, del horóscopo y de las comiquitas para los pies, cada parte del periódico se sintió muy a gusto y muy contento; el periódico estaba muy, pero muy orgulloso de estar dándole calor a este bello niño. El niño estaba tan contento de tener un periódico nuevo, solamente para él, que se durmió lentamente, pero durante el sueño, algo extraño pasó.
El periódico enseña al niño...
Parte del periódico cambió su forma y fué penetrando en la mente del niño; el niño, durante su sueño empezó a ver las letras y a crear palabras; luego frases y día a día, al dormir arropado con el periódico, el niño notaba que podía leer más palabras de ese periódico e incluso, completaba frases, también pudo sumar, restar, multiplicar y dividir, y así, en cada sueño, aprendió cosas diferentes sobre política y de leyes, de cine (ahora podía decir que película era buena y cual era mala y que iban a poner próximamente), aprendió de deportes e incluso de cómo correr y de cómo comer bien, a elaborar horóscopos y a pronosticar el tiempo.
El niño aprendió muchas cosas...
Este periódico le había enseñado a nuestro pequeño amigo, durante las largas noches, no sólo que él podía dar calor, sino también conocimientos; el periódico estaba feliz de poder enseñar al niño y el niño feliz de poder aprender todas esas cosas. Así fue como se hicieron grandes amigos, amigos de verdad, de los que enseñan y comparten.
Un día, el niño pasó por el lugar donde elaboraban el periódico y leyó en la vidriera: "Se busca joven para ayudar en la imprenta y quiera ser periodista". El niño entró al lugar y fue directo hasta la persona que tenía que decidir quién quedaba en el cargo; le hicieron algunas preguntas y se quedaron impresionados de todo el conocimiento que poseía este niño de todas las cosas, y por ello, sin duda, lo contrataron. Y así fue que comenzó a trabajar, nunca dejaba olvidado a su amigo el periódico y como todavía no tenía casa, pidió permiso para dormir en la imprenta.
Una noche, durante un sueño, vio que los periódicos eran fastidiosos, no porque no fueran interesantes, sino porque eran muy grises y pensó:
  • ¿Qué pasaría si pintáramos de varios colores a los periódicos?.
Decidió que esa noche no dormiría, sino que se dedicaría por completo a pintar el periódico del día siguiente. Pensó como hacerlo, pero no se le ocurría nada, hasta que nuestro amigo, el periódico, le explicó como lograrlo:
  • Había que mezclar los colores con la tinta que normalmente se usaba en el periódico.
Y así lo hizo, y el resultado fué grandioso, tan, pero tan grandioso, que cuando llegaron los compañeros de trabajo se quedaron muy, pero muy impresionados; lo nombraron jefe del periódico e hicieron la fiesta más grande, que nunca hubo en la ciudad.
Nuestro amigo el niño llegó a ser famoso por pintar los periódicos; el decidió crear una ayuda para todos los niños que se abrigan durante la noche con periódicos y la llamó "La Sociedad de los Periódicos de Color".
Nunca más se separó de nuestro amigo el periódico, con el cual, a pesar de tener la cama más suave, con las cobijas más calientes, se siguió arropando por toda la vida.

 



Otros cuentos del Dr. Roberto Sánchez

Nota: Si la reproducción de este cuento en este sitio va contra algún derecho de copyright, favor de comunicarlo inmediatamente a <cugarte@ESTOLOQUITASati.es>.