A finales de los años cuarenta, María Moliner empezó
a rellenar en su domicilio madrileño las primeras fichas de lo que
en 1966 se publicaría como el Diccionario de usodel español.
"Fue como un exilio interior", dijo la pasada semana su hija, Carmen
Ramón, al recordar el solitario trabajo de su madre, en la presentación
de los actos conmemorativos del centenario de María Moliner
(Paniza, Zaragoza, 1900-Madrid, 1981). Una exposición, un
documental y la reedición de obras persigue recuperar la vida y
la obra de una mujer que en muchos aspectos pasó inadvertida.
El programa que recuerda la vida y la obra
de la autora de uno de los diccionarios más consultado por
los españoles, 100 años de pasión por
las palabras, incluye, entre otros, la realización de
un documental, una
página web abierta en colaboración con el Instituto
Cervantes, la reedición de libros sobre la autora y unas
jornadas de lexicografía en Zaragoza, su provincia natal. |
María Moliner (El Heraldo de Aragón) |
María Antonia Martín Zorraquino, Comisaria del Centenario
y catedrática de Lengua Española en la Universidad de Zaragoza,
confiesa que lo que más le sedujo de María Moliner y lo que
le llevó a escribir una biografía de la lexicógrafa
zaragozana fue el hecho de que se hubiera enfrentado sola, en el tiempo
que le dejaba libre el cuidado de sus hijos y su trabajo como bibliotecaria,
a la ardua tarea de escribir un diccionario, en el que se incluyen sinónimos,
palabras afines y expresiones.
La idea le surgió a María Moliner del Learner's Diccionary,
un diccionario de uso con el que ella aprendió inglés. Uno
de sus hijos le contó en una ocasión a Gabriel García
Márquez cómo era el método de trabajo de su madre:
"Un día se levantó a las cinco de la mañana, dividió
una cuartilla en cuatro partes iguales y se puso a escribir fichas de palabras.
Sin más preparativos".
Del Diccionario
de uso del español, editado por Gredos al precio de
17.700 pesetas —que fue ampliado en 1998 con 7.000 nuevas entradas y 25.000
acepciones— se han vendido en todo el mundo más de 225.000 ejemplares,
se han realizado 20 reimpresiones y hay disponible una versión
en CDROM (9.950 pesetas), según los datos de Gredos.
Lenta preparación
La preparación del diccionario fue lenta y en ella influyó
la guerra civil. Tras la contienda, muchos de los amigos de María
Moliner y su marido, el catedrático de física de la Universidad
de Valencia, Fernando Ramón, tomaron el camino del exilio, pero
el matrimonio optó por quedarse con sus cuatro hijos.
El delito de María Moliner fue colaborar con las empresas culturales
que nacieron al calor de la II República. Ella, que había
realizado sus primeros estudios en la Institución Libre de Enseñanza,
trabajó como profesora de lengua en la Escuela Cossío de
Valencia, fue colaboradora de las Misiones Pedagógicas de la República
y trabajó en la organización de las bibliotecas rurales.
Por ese motivo, María Moliner perdió 18 puestos en el
escalafón del Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios tras finalizar
la guerra. Y su marido sufrió los mismos rigores: fue suspendido
de empleo y sueldo. Ambos serían rehabilitados años después.
Una precursora María Moliner, que el pasado 30 de marzo hubiera
cumplido cien años, fue, en palabras de su biógrafa, una
de las mujeres pioneras de la generación de universitarias (Licenciada
en Historia) de los años veinte.
"Fue una profesional competente y brillante y, en cierto modo, precursora
de las mujeres de hoy, que compatibilizan el trabajo con la crianza de
sus hijos", afirma Martín Zorraquino.
María Moliner, que dirigió la Biblioteca de la Escuela
Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid hasta
su jubilación, en 1970, no resultó elegida Académica
de la Lengua en 1972, plaza a la que había sido propuesta
por Rafael Lapesa, Pedro Laín Entralgo y el Duque de la Torre.
Aquello no pareció afectarle demasiado. Aceptó la noticia
con la elegancia de los perdedores. Años después fue víctima
de una terrible enfermedad, una arterioesclerosis cerebral, que la privó
de la lucidez y falleció en Madrid el 22 de enero de 1981, a los
82 años de edad.
Javier Callizo, consejero de Cultura y Turismo del Gobierno de Aragón,
una de las entidades que promueven la organización del centenario,
aclaró que el objetivo de las actividades previstas a lo largo de
este año es recuperar a una mujer que "rompió moldes sociales
y culturales".
Reflexión sobre el español
A. C, Madrid
De entre las actividades previstas en el proyecto que conmemora el
centenario de la lexicógrafa María Moliner, denominado 100
años de pasión por las palabras, el consejero de Cultura
y Turismo del Gobierno de Aragón, Javier Callizo, destacó
el encuentro que se celebrará el próximo año entre
los lexicógrafos más representativos del mundo hispánico.
Su doble objetivo es, por un lado, hacer posible un dictamen sobre
el estado actual de esta disciplina lingüística y, por otra
parte, reflexionar y debatir sobre el español que ha de enseñarse
a los extranjeros.
Este último aspecto es también uno de los temas centrales
que suscitará el congreso internacional sobre el idioma español,
que se celebrará en Zaragoza del 13 al 16 de septiembre.
También Zaragoza será escenario el próximo mes
de octubre de una exposición sobre la autora del Diccionario de
uso del español y de la elaboración de una monografía
donde se recuperará su biografía, su obra y sus estudios
especiales, además de la reedición de otros libros y la realización
de un documental sobre su persona, con paisajes y testimonios de todos
aquellos que la conocieron.
Una curiosidad: María Moliner no estudió lingüística
ni filología, sino Historia.