EL EFECTO DEL DOS MIL, PERDÓN, DE 2000 Lluís Hernàndez i Sonali
El último, quizás, de los temas relacionados con el efecto 2000 sigue abierto; no solamente entre los informáticos, sino en otros foros más generales: las cartas al director de los periódicos, las comunicaciones internas y externas de las academias de la lengua, las páginas web de educación y de divulgación gramatical y ortográfica... El tema planteado es: ¿Hay que decir enero de 2000 o enero del 2000? Es un tema interesante porque en él se mezclan materias lingüísticas de muy diferente alcance; pero antes, por si alguien no lee la letra pequeña de los periódicos, daremos la solución: en castellano, según la RAE, y también en catalán, según el IEC, hay que decir de 2000, y hay que decirlo así aunque el uso popular y general de la lengua hablada se incline muchas veces por decir del 2000. Los motivos: si antes se decía de 1999, no hay motivo ahora para cambiar de uso. La elisión de la palabra año, que explicaría la aparición del artículo no es motivo suficiente, puesto que es una elisión muy remota y lexicalizada, etc. A mí, en cambio, aunque siempre dispuesto a acatar las normas académicas, no me satisfacen ni la respuesta, ni la pregunta. Porque creo que la pregunta debería ser la contraria, es decir: por qué, si antes se decía cómodamente de 1999, ahora parece que cuesta decir de 2000. Pero es que incluso así la pregunta no está bien formulada: donde he dicho 1999 debería haber dicho mil novecientos noventa y nueve; donde he puesto 2000 debería haber puesto dos mil. Y por tanto, no se trata de posponer un 1 o un 2 a la preposición, sino de posponer mil o dos mil a la preposición. El enfoque no es sintáctico, como se pretende ("se ha perdido un artículo, se ha elidido un núcleo de sintagma nominal") sino fonético o prosódico. Fonético: de mil vs. del mil, junto a de dos vs. del dos; visto así, la segunda opción del dos, se prefiere a la primera, de dos, para evitar la reiteración demasiado seguida de la d sin ninguna otra consonante intermedia. Naturalmente, el año pasado del mil vs. de mil no presentaba ningún problema parecido. Prosódico: de mil novecientos noventa y nueve frente a de dos mil. Parece que en lugar de ganar un año hayamos perdido un montón de sílabas: nos quedamos cortos. La lengua conoce perfectamente, quizás en catalán más que en castellano, el fenómeno que nos hace añadir vocales o consonantes donde no las había porque nos parece (prosódicamente) que nos quedamos cortos ( epentesi, creo que lo llaman). Por tanto, en la expresión del dos mil se juntan la prosodia y la fonética para derrotar a de dos mil. Pero como todo el mundo culto (por escrito), ha definido el problema
con cifras (de 2000), y solamente lo han definido con sonidos (hablando)
los "incultos" hablantes, las academias y los demás gestores "cultos"
de la lengua nos han vuelto a partir el corazón: escribiremos de
2000, pero seguiremos mascullando, como Galileo: ¡del dos mil!
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Última actualización:
23 de marzo del 2000 |
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