José Alfonso Accino (técnico de sistemas, Universidad de Málaga), César F. Acebal (profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos, Universidad de Oviedo), Julio Ayesa (economista, especialista en CRM, Zaragoza), Rafael Fernández Calvo (director de Novática, director de Upgrade) y María del Carmen Ugarte García (técnica de sistemas, IBM, Madrid)
Novática, creada en 1975, es la revista de la Asociación de Técnicos de Informática (ATI) y decana de las revistas informáticas españolas. En el presente trabajo se plantean diversos aspectos generales de la traducción técnica e informática llevada a cabo a partir de la experiencia de los miembros del Grupo de Lengua e Informática de ATI que realizan traducciones para Novática . Se hace especial referencia a la metodología y recursos, terminología novedosa, siglas, expresión correcta en castellano en un entorno dominado por la terminología jergal, calidad de los textos originales, manejo de traducciones puente, revisión y coordinación de las traducciones, su plasmación en la revista y la necesaria elaboración de corpus terminológicos y glosarios a partir de la experiencia.
Es de sobra conocido que el mundo de la informática tiene al inglés como primera lengua; en esa lengua se desarrollan y publican la mayoría de los trabajos, pero también está en esa lengua la mayor parte de la información técnica que manejan sus profesionales. En este contexto, publicar en castellano una revista de divulgación científica y técnica, muchas veces con temas realmente novedosos, es todo un reto y más para una asociación profesional cuyo principal recurso es el esfuerzo de sus socios. Sin embargo, una asociación como la nuestra, implantada en España desde 1967, acepta la responsabilidad social de divulgar temas informáticos, a veces muy especializados y dirigidos a los profesionales, no al público en general, en castellano. Para ello Novática publica tanto artículos originales escritos en castellano como traducciones de artículos que por su calidad e interés merecen ser difundidos en nuestra lengua, contribuyendo de esta forma a aumentar el conocimiento que en castellano se tienen de ciertas materias. Con nuestras traducciones nos sumamos a otros estamentos minoritarios que realizan labores parecidas, principalmente dentro de los ámbitos universitarios. Uno de los objetivos del Grupo de Interés Lengua e Informática de ATI es apoyar, realizar y supervisar, de forma no remunerada, estas traducciones que de otra forma nunca llegarían a realizarse. A comentar algunas de las experiencias de este grupo están dedicadas las líneas que siguen.
Nacida en 1975, es la revista decana del sector de la informática y telecomunicaciones en España (hubo antes otras publicaciones especializadas en este campo pero, lamentablemente, ya han desaparecido). Es una revista de carácter independiente y no comercial, publicada por ATI (Asociación de Técnicos de Informática), la mayor y más antigua de las asociaciones que agrupan a los profesionales informáticos españoles; ATI cuenta en la actualidad con 4.700 socios.
Novatica, que ha publicado hasta la fecha 167 números ordinarios y varios extraordinarios, edita también, desde el año 2000, Upgrade, <http://www.upgrade-cepis.org>, revista digital de ámbito europeo dirigida a los profesionales informáticos, en lengua inglesa, promovida por CEPIS (Council of European Professional Informatics Societies), la confederación europea de asociaciones informáticas, que cuentan globalmente con más de 200.000 miembros. Este hecho incrementó de forma muy significativa la cantidad de artículos escritos originalmente en inglés que se publican en Novática y por tanto, la necesidad de traducirlos al castellano; tras una primera fase de contribuciones individuales, el Grupo de Lengua e Informática de ATI pasó a encargarse de coordinar este proceso, que se realiza de forma voluntaria y no remunerada, como es habitual en las asociaciones sin ánimo de lucro que pueden seguir de esta forma publicando este tipo de revistas normalmente deficitarias.
Novática se publica en castellano y se distribuye entre los profesionales de la informática, socios de ATI principalmente y subscriptores externos a la asociación; de periodicidad bimestral y tirada cercana a los 6000 ejemplares (habitualmente de 80 páginas), su estructura habitual es la siguiente:
Siguiendo las normas habituales de las revistas científico-técnicas de relieve (conocidas como journals en inglés), todos los artículos son sometidos a un proceso de revisión por especialistas (método conocido como «peer review» o «revisión por iguales»)1.
Con motivo de su número extraordinario especial del 25.º aniversario, el primer director de Novática, Julián Marcelo Cocho, describió muy acertadamente la trayectoria y características de esta revista:
En estos 25 años, muchas publicaciones informáticas han desaparecido, muchas más han aparecido, unas efímeras y otras longevas. Algunas, pocas, se han ido manteniendo, con objetivos, formatos, periodicidades y públicos diversos. Novática tiene los suyos, y parecen bastante sólidos. Incluso para resistir el nuevo milenio y la subyugante prensa electrónica. Novática sigue siendo un referente modesto, más de sólida reflexión que de rabiosa actualidad, que se colecciona y que se saca de la balda polvorienta cuando se necesitan orientaciones para hacer un trabajo concreto («¿dónde estaba aquella monografía que no me leí en su momento?»). A menudo da la sorpresa y aparece en la bibliografía de sesudas publicaciones y hasta de tesis doctorales. Porque Novática se ha situado al revés en no pocos casos: habla de lo que no habla casi nadie aun y deja de hablar cuando todos hablan. Se adelanta y luego no sigue la moda. Ni científica ni comercial, ni consultorista ni programateca, ni carne ni pescado...
Una vez presentada nuestra revista pasamos en las líneas que siguen a comentar algunos de los problemas con los que nos solemos enfrentar a la hora de realizar las traducciones.
Es sin lugar a dudas la primera o por lo menos la más característica de nuestra labor; pero la terminología novedosa no es solo un reto, también una de las tentaciones más frecuentes para introducir neologismos por préstamo directo del inglés. Dada la novedad de los materiales a los que nos enfrentamos, para muchos de los términos ni tan siquiera se ha ensayado alguna vez una denominación en español. ¿Cómo los afrontamos?
La más habitual, por no hablar de una «primera tentación» es dejarlos en inglés, escritos en cursiva, por considerar que son términos jergales de un uso minoritario, siempre en ámbitos técnicos, y conocidos en esa forma por los posibles lectores; sin embargo, sí es muy habitual que se realicen propuestas de traducción incluyéndolas entre paréntesis. En ocasiones, cuando creemos que el término ya ha sido utilizado, aunque sea minoritariamente, o que puede prosperar, lo que se encierra entre paréntesis junto a la «traducción propuesta» es el término original, por lo menos en su primera aparición en el artículo, para que el lector pueda identificarlo en otros posibles artículos o lecturas.
En cuanto a la opción que se toma a la hora de traducirlos podemos decir que normalmente se tiende a una traducción lineal y directa, incluso a los calcos, pero ¿qué ocurre cuando el término anglosajón responde a un símil, a una metáfora o simplemente al «gusto» de su creador, casos todos ellos bastante frecuentes? En estos casos lo más probable es que el traductor no aborde la traducción en solitario sino que pida opinión o consejo a los compañeros del Grupo de Lengua, o recurra a listas especializadas (ver más abajo algunas de estas listas).
Tomemos como ejemplo el caso de un término que todavía se sigue discutiendo en algunos círculos, el caso de glyph. Neologismo en inglés por especialización para el campo de la informática de un término (en este caso de raíz griega) que pertenecía al campo de la arquitectura y de la tipografía, de donde probablemente lo tomó la informática. Podría haberse traducido por 'grabado', que es lo que viene a significar pero se prefirió traducirlo por glifo ya que presentaba una similitud con la forma inglesa, y porque la palabra glifo se recoge en los diccionarios especializados de arquitectura desde hace bastante tiempo y está ya en la 22.ª edición del DRAE con la marca «Arq.». Extender su uso al campo de la informática parecía lo más aconsejable, ya que así es como se traduce para las otras disciplinas.
En estos casos difíciles o no triviales es habitual incluir notas de traducción aclaratorias o incluso, si el término es central en el tema tratado, introducir alguna frase aclaratoria sobre él en la presentación de la monografía; fue el caso del término programación «eXtrema» en la monografía dedicada a ese tema2.
En algunas ocasiones contamos con traducciones de referencia ya realizadas por organismos internacionales o por otras instituciones de prestigio. Es el caso de un artículo reciente que comentaba cierta legislación de la Comunidad Europea: la existencia de varias versiones del documento, entre ellas una en español, fueron una importante referencia para solventar las dudas que se nos plantearon. Por desgracia no siempre se cuenta con este tipo de documentos o con el tiempo para investigar su existencia, los traductores de Novática trabajamos también bajo la presión de los plazos de entrega.
Caso especial a tener en cuenta por su abundancia en cualquier texto técnico informático son las siglas, siglas que en muchos casos llegan a ser complejas. Dejando a un lado la cuestión tipográfica de las mismas los criterios que seguimos para su tratamiento es el siguiente:
Como regla general la sigla anglosajona no se traduce en el sentido de que no se forma una nueva sigla a partir de su denominación en castellano porque, salvo casos de excepción, la sigla formada a partir de las palabras en castellano no se utiliza en este idioma. Es el caso de la conocidísima LAN (Local Area Network), 'red de área local', sintagma que sí se emplea en castellano, pero que sin embargo, cuando aparece de forma abreviada aparece siempre como LAN y no como RAL.
Influye también en el hecho de no producir siglas nuevas su propio número y la dificultad de mantener su inventario. Muchas siglas responden no solo a uno sino a varios desarrollos, su número es elevado (algunos especialistas estiman que una tercera parte el número de neologismos informáticos son siglas) y su aparición continúa día a día; contribuir con nuevas siglas solo añadiría confusión. Muchas de ellas, además, están basadas en juegos de palabra en inglés o al menos en ciertas sinonimias u homonimias, carga nemotécnica que se perdería en la traducción. Es el caso de siglas como B2B (Business to Business 'de empresa a empresa'), T3 (TTT Teach To Teachers 'enseñar a los enseñantes'), WYSIWYG (What You See Is What You GET 'lo que ves es lo que obtienes') o el más antiguo SPOOL (Simultaneous Peripheral Operations On Line 'operaciones periféricas simultáneas en línea'), sigla que dio origen ya en inglés al siglónimo spool y que muchos terminólogos españoles han acordado castellanizar como espul, ante las dificultades de su traducción y lo extendido del término.
Basados en lo anterior solo usamos en forma española siglas que ya tienen una cierta tradición como RDSI (Red Digital de Servicios Integrados) o IA (Inteligencia Artificial). En otros casos conviven las siglas en inglés y en castellano, como en el caso de DAO (Diseño Asistido por Ordenador) que convive mayormente en los ámbitos universitarios con la más tradicional CAD (Computer Aid Design).
Resumiendo las reglas básicas respecto a las siglas son:
El tercer gran problema, ya no en el ámbito léxico sino en el de la expresión, es el de los calcos sintácticos que tan frecuentes surgen cuando se traduce del inglés.
Es el caso del abuso de la pasiva, muy abundante en textos informáticos, o el abuso de los pronombres personales en función de sujeto, o el uso del gerundio muy frecuente en manuales o en guías para nombrar capítulos, secciones o incluso libros enteros como el popular, Thinking in Java. Sin duda que en este punto la labor del revisor o los revisores es importantísima, empezando por la del propio traductor que debe «leer en voz alta» sus textos tratando de ver si lo que ha escrito le suena familiar o por el contrario le «rechina».
Por otro lado, aunque los artículos de Novática son divulgativos, y por lo tanto sujetos a las reglas de estilo de cualquier otro ensayo, no hay que olvidar que en los textos técnicos la complejidad de algunos puntos no puede expresarse mediante periodos largos pues se dificultaría enormemente la comprensión. En este sentido el texto original suele ayudar pues por lo general los periodos que nos vamos a encontrar en inglés son más cortos que en español. Desde luego lo que debe evitarse es crear artificialmente frases cortas utilizando una puntuación inadecuada al sustituir, por ejemplo, un punto y coma por un punto. De todas formas resulta curioso observar cómo el punto y coma se emplea cada vez menos.
Un tercer problema vendría de lo que podíamos llamar terminología común jergal, el «inglés básico» como recurso al que acuden constantemente hoy día distintas áreas de la actividad humana: «El lenguaje da testimonio de estas múltiples impregnaciones. En este sentido es muy revelador el recurso al “inglés básico” de las tecnologías de comunicación o el marketing: esto no marca tanto el triunfo de una lengua sobre las otras como la invasión de todas las lenguas por un vocabulario de audiencia universal. Lo significativo es la necesidad de este vocabulario generalizado y no tanto el hecho de que sea el inglés. El debilitamiento lingüístico (si se denomina así a la disminución de la competencia semántica y sintáctica en la práctica media de las lenguas habladas) es más imputable a esta generalización que a la contaminación y a la subversión de una lengua por otra.»3
Interesante planteamiento que afecta de forma muy directa a la traducción técnica y especialmente a esos términos que se quedarán definitivamente sin traducir: hardware, software, web, spam, click..., que son un buen ejemplo de «vocabulario de audiencia universal» cada vez más frecuente en la informática. En este punto quizás convenga recordar dos cosas, aunque resulten obviedades: en primer lugar que la lengua común de los informáticos es el inglés, pero que solo una minoría de los informáticos tiene como lengua materna el inglés y la inmensa mayoría tiene un conocimiento escaso de esta lengua. En segundo lugar que hay neologismos y préstamos, que no solo se incorporan al español sino que se incorporan también a cualesquiera otras lenguas y de forma muy similar; este hecho lo vemos reflejado también en Novática cuando manejamos originales en francés, italiano o alemán.
Puede surgir aquí, y de hecho surge, un conflicto entre un vocabulario ajeno pero universal, y que por lo tanto no habría que traducir, y el idioma propio. ¿Qué camino tomar? ¿Debemos tomar una actitud defensiva o entreguista? En el primer caso protegeríamos todo lo posible, hasta la «victoria» o hasta la «derrota», la terminología propia, y en el segundo abriríamos las puertas ante ese nuevo vocabulario con pretensiones de universalidad, porque el no hacerlo significaría «quedarse descolgado».
Lo cierto es que la tendencia parece ser hacia lo que hemos llamado «entreguismo» frente al «conservadurismo». Para hardware y software se hicieron sin duda más propuestas en todos los idiomas, independientemente de que prosperaran o no, que las que se han hecho para web o para spam. Ahí están los franceses, proponiendo soluciones desde arriba, como por ejemplo pourriel (spam), o la labor de Softcatalà <www.softcatala.org> para el área del catalán. Sin embargo, incluso estos organismos se ven también inmersos en este torrente de terminología común, todo ello por no hablar de que en cuestiones de lengua ya sabemos que una cosa piensa bayo y otra quien lo ensilla.
Nuestra posición es sin duda intentar la defensa pero también contribuir a la utilización con normalidad, apostando por la modificación de su ortografía si es preciso, de esas palabras que forman el acervo común, no solo de los informáticos sino también de los usuarios.
Los traductores de Novática no estamos exentos de caer en el peligro de los falsos amigos, aunque quizá sean aún más peligrosas las falsas traducciones, que cuentan con una cierta tradición dentro de la jerga. Casos como los de traducir state of the art como 'estado del arte', user frieldly como 'amigable', command por 'comando' y otras muchas que a fuerza de usarse han sentado plaza. El equipo de revisión ha de estar permanentemente atento ante estos casos, pero también el traductor.
Los falsos amigos y los errores en la traducción no son privilegio de los traductores aficionados y poco cuidadosos; como técnicos que somos pasan por nuestras manos libros publicados por prestigiosas editoriales, y al parecer traducidos por notables profesionales de las letras, en los que también aparecen esos errores o lo que es peor, traducciones que demuestran un desconocimiento absoluto de lo que están traduciendo. Los siguientes casos están recogidos en tan solo dos páginas de un libro actual cuyo título y editorial omitimos por aquello de que se dice el pecado pero no el pecador, pero a nuestro parecer estos errores no los habría cometido un técnico, un especialista, pues son propios de alguien que no sabe de qué se está hablando:
Hechos como los descritos, por desgracia nada infrecuentes en las publicaciones técnicas, llevan a muchos profesionales a preferir los libros en versión original, normalmente en inglés, con lo que no se colabora, al contrario, a salir de esa leyenda que se atribuye a muchos técnicos de «en inglés me entero mejor». Los técnicos muchas veces no saben cómo decir las cosas o no las dicen adecuadamente, pero al menos saben de lo que hablan y en ese sentido creemos que la colaboración entre los profesionales de la lengua y los técnicos tiene que ser muy estrecha y quizás un buen equilibrio se conseguiría si al menos el traductor fuese técnico y el revisor lingüista o viceversa. A veces una tercera vuelta conjunta es deseable incluso, pero eso incrementa notablemente el tiempo y los recursos empleados por lo que suele desecharse. Por otro lado, la especialización del traductor en un mundo tan cambiante como la informática es una pura entelequia; su contacto con el especialista de la materia, con el «técnico que sabe de eso», tiene que ser continua.
En cuanto a los falsos amigos nuestras recomendaciones son las habituales para cualquier traductor, aunque reforzadas en nuestro caso por no ser traductores profesionales:
Aunque el número de estos errores que pueden aparecer en la versión impresa de Novática es escaso, lo cierto es que en las versiones intermedias se producen algunos, debido en ocasiones a que son los propios autores los que han traducido sus artículos al inglés, siendo su conocimiento de esta lengua en algunos casos insuficiente. Es labor de los revisores nativos, tanto en inglés como en español, tratar de que cualquier error, y no solo los falsos amigos, pueda ser corregido antes de llegar al público.
La traducción de un artículo reciente, escrito originalmente en italiano, pero cuyo texto fuente estaba en inglés, nos llevó a un caso de varios posibles falsos amigos encadenados. En el artículo se comentaba desde un punto de vista legal aspectos de una directiva europea respecto a la protección de datos personales y en el punto donde tuvimos que detenernos se hablaba de vigilancia por videocámaras.
En la primera lectura del texto en inglés señalamos un término que podría prestarse a discusión para su traducción, data mining, que en principio no queríamos traducir por 'minería de datos'. El párrafo completo era el siguiente:
It is also necessary to take certain precautions, particularly with regard to accessibility and conservation of data, when there is a high risk of data being used illegally (for example abusive data mining) as a result of the use of advanced tecnology.
En el original en italiano podía leerse:
Devono, inoltre, esser adottate determinate cautele, in primo luogo in ordine all'accesso e alla conservazione di tali dati, tanto più necessarie quanto maggiore è il rischio di ipotetiche utilizzaioni illecite (per es. una schedatura abusiva) derivanti dal ricorso a sistemi tecnologici avanzati.
De la comparación de las dos fuentes vimos que el término empleado en el original había sido schedatura, algo que no parecía tener mucho que ver con data mining, pero ¿qué significaba schedatura? Consultados los diccionarios en línea y las bases de datos terminológicas, incluido el EurodicAutum, no encontramos traducción directa para el término, aunque sí una entrada en una enciclopedia italiana en línea, Sapere <www.sapere.it>4.
Todo parecía indicar que el traductor que había vertido el texto al inglés había hecho una traducción bastante libre al aplicar la técnica y metodología precisa denominada en inglés data mining al mero hecho de la recogida de datos personales y su puesta en fichas, término utilizado mayormente en el ámbito policial. Los siempre dispuestos compañeros de los foros de lenguas, en este caso aquellos que trabajaban en ámbitos bibliotecarios, facilitaron una posible traducción directa al español para el término schedatura: 'fichado' o 'fichaje' podrían servir, pero la historia no terminaba aquí.
Queriendo ir más allá se nos ocurrió preguntar en el foro Apuntes de Internet por qué palabra inglesa habrían traducido schedatura y la respuesta fue 'filing' pero no fue eso lo que más llamó nuestra atención, sino la traducción del adjetivo abusivo por 'pirated [unlawful]'. ¿Qué pintaban aquí los piratas? Nos quedamos con ese unlawful (ilegal) que nos parecía más adecuado pero preguntamos la razón de traducirlo así.
La explicación fue la puesta sobre el tapete de tres términos en tres idiomas muy cercanos en sus formas pero distintos en sus significados: abusivo (italiano), abusive (inglés) y abusivo (castellano).
Abusivo, en italiano, significa 'hecho sin tener derecho a hacerlo, violando las disposiciones legales'.
Abusive, en inglés singifica:
Abusivo en castellano significa que se practica con abuso, es decir, de forma excesiva, injusta, impropia o indebida.
Vistos los resultador podríamos estar ante un falso amigo no solo del inglés abusive, sino también del italiano abusivo.
Aunque teníamos claro que ese abusivo italiano no debería haberse traducido por abusive en inglés no pensábamos lo mismo de la relación entre el italiano y el abusivo español.
Volvimos a consultar el Sapere esta vez para el término abusivo y encontramos:
agg. e sm. [sec. XV; dal latino tardo abusivus]. 1) Agg., fatto con abuso. 2) Sm., chi usufruisce illecitamente di un vantaggio o chi esercita un'attività senza i requisiti necessari. 3) Nel giornalismo, chi svolge attività giornalistica in una redazione senza essere iscritto all'albo professionale.
Por su parte, para abuso encontramos en el mismo diccionario:
in diritto è la prevaricazione nell'uso di una propria funzione, che reca danno agli altri. L'abuso di autorità contro arrestati e detenuti è il reato del pubblico ufficiale che usa misure coercitive illegali. L'abuso dei mezzi di correzione e disciplina riguarda chiunque fa illecito uso della propria autorità. L'abuso della potestà può produrre decadenza del diritto del genitore. L'abuso di poteri d'ufficio è un reato commesso da un pubblico ufficiale che, per recare danno o procurare vantaggi ad altri, abusa dei propri poteri.
La acepción primera la encontramos bastante cercana al significado en español aunque entendemos que debido a su disemia pueden estar superponiéndose los significados en italiano, tanto el del mero abuso como el propiamente ilegal; sin embargo, en el texto encontramos que se refiere más a un abuso en la recogida de datos que a que dicha recogida sea ilegal. Tras intercambio de pareceres convergemos en que «recogida abusiva (de datos)» podría ser una buena traducción para esa «schedatura abusiva» que desde luego poco tenía que ver con «abusive data mining» de la versión en inglés.
Por amplios que puedan ser los conocimientos del traductor, incluso del traductor técnico, hay ciertos términos que solo el especialista en esa área, en ese producto, es capaz de traducir con cierta precisión. En ese caso el trabajo conjunto entre el especialista y el traductor es imprescindible.
Téngase también en cuenta que la terminología técnica ha de ser precisa y rigurosa: No estamos tanto ante el caso de la especialización de palabras del acervo común del que habla Belda en su libro ([BELDA], pág. 275), sino ante palabras de significado muy concreto utilizadas en ámbitos muy restringidos. No se trata de un vocabulario técnico o semitécnico utilizado en un artículo de divulgación para el público en general, sino de una terminología precisa a utilizar en un caso muy concreto. El lector de Novática es un lector técnico o especializado, que requiere de esta terminología jergal pero precisa, donde prácticamente los sinónimos no existen: puede haber nombres distintos para designar los mismos objetos siempre que nos movamos por distintos productos o distintos enfoques pero en otros casos denominan cosas distintas; por ejemplo, en algunos casos cuando hablamos de kernel nos estaremos refiriendo a un núcleo, también llamado en inglés nucleus (según productos), pero en otros casos entre un kernel y un nucleus hay diferencias sustanciales, de ahí que convenga mantener esta distinción.
Muchos de estos términos superespecializados son siglas, de las que ya hemos hablado, pero en otros casos es bastante normal que se recurra al préstamo, el cual la mayor parte de las veces ni tan siquiera sufrirá una adaptación a las reglas ortográficas o fonéticas del español y ello por varios motivos: su ámbito es reducido, sus usuarios suelen utilizarlo de esa forma en las diferentes lenguas e intentar traducirlo produciría más desinformación que información. Quizás sea uno de los pocos casos en los que estamos optando por el préstamo y no por el calco o por su traducción. En cualquier caso, creemos que siempre ha de ofrecerse una explicación en español del término, como en el caso que exponemos a continuación.
Uno de los casos más clásicos dentro de los textos técnicos informáticos de malas traducciones es el de la traducción de «palabras reservadas».
En el mundo del software hay un conjunto de palabras, en realidad podríamos hablar de «conjunto de caracteres», que tienen un significado específico y deben ser reproducidos exactamente. De no hacerlo así los resultados son totalmente diferentes y con frecuencia erróneos.
Son palabras reservadas las que forman parte de las instrucciones que entiende la máquina, ciertos nombres de ficheros, ciertas palabras clave dentro de las metodologías, entre otros ejemplos. El traductor, y sobre todo el revisor, debe tener sumo cuidado en que estas palabras se mantengan en su forma original, y en este punto sí que creemos que es necesario que el revisor sea un técnico o que al menos el técnico sea el último de los revisores.
En cualquier caso, incluso para las palabras reservadas, hay que dar una «traducción» que sirva de explicación en manuales y artículos, a fin de facilitar su comprensión. Pongamos como ejemplo el caso de los nombres de los patrones en los llamados «patrones de diseño» dentro del software reutilizable orientado a objetos donde en la traducción de la obra Design Patterns. Elements of Reusable Object Oriented Software (Patrones de Diseño: Elementos de Software Orientado a Objetos Reutilizable) los traductores optaron por incluir una traducción entre paréntesis al comienzo de la descripción de cada patrón, aunque posteriormente siempre se nombraban en inglés. La razón no era otra que el nombre es parte fundamental de un patrón, ya que, una vez comprendido éste, pasa a formar parte de nuestro vocabulario de diseño; por tanto, los nombres de los patrones de diseño han de ser considerados, en este sentido, como las palabras reservadas de un lenguaje de programación: no admiten traducción, so pena de engañar al lector; sin embargo, dado que el nombre designa con una o dos palabras el propósito del patrón, parecía oportuno que el lector desconocedor del inglés pudiese conocer su significado.
No siempre los artículos originales presenta una corrección gramatical en la lengua de origen. Sería aplicable aquí al menos la primera parte de ese refrán castellano que afirma que en todas partes cuecen habas. Los excelentes profesionales de la informática que escriben sus artículos para Novática no siempre dominan o tienen una expresión fluida en su idioma, y aunque Novática-Upgrade cuenta con un equipo de revisores nativos en lengua inglesa a veces. para ganar tiempo en la traducción, los artículos llegan al traductor sin haber sido revisados, lo que representa en algunos casos una dificultad adicional para la comprensión y expresión en castellano. En este sentido el acudir al idioma original, caso de que no hayan sido redactados originalmente en inglés, puede ayudar a hacerse una idea de lo que el autor ha querido decir, y adelantarse así a la versión correcta.
A la existencia y dificultades que pueden presentar estas traducciones puente nos referimos en el siguiente punto.
Los colaboradores de Novática y Upgrade provienen de diversas nacionalidades y normalmente los artículos originales no tienen por qué estar escritos en inglés. Lo habitual es que se escriban en el idioma original, luego se haga una traducción al inglés para Upgrade, a la vez que a partir de esta se creen las versiones en otras lenguas para las publicaciones locales: Novática (en español), Tecnoteca (en italiano) e Informatike/Informatique (en alemán y francés).
A veces un mismo autor escribe dos versiones de su artículo: una en la lengua vernácula y otra en inglés, para luego incluso, volver a escribir una tercera versión para la publicación local, pero son las menos. En cualquier caso hay que tener en cuenta que normalmente la versión inglesa no va a ser la original o bien no va a haber sido escrita por alguien cuya lengua materna es el inglés. Así podemos encontrarnos el caso de versiones en inglés correctas pero con una pobreza de vocabulario más allá de lo aconsejable. El traductor se encuentra así ante el dilema de respetar la fuente de su traducción, y con ello el vocabulario limitado, u optar por una traducción no tan fiel pero más rica en español. Lo habitual es que el traductor se incline por esta segunda fórmula.
Casos aún más paradójicos se presentan en los casos de traducciones de ida y vuelta: artículos escritos originalmente en castellano, traducidos al inglés para la versión internacional y luego vueltos a pasar al castellano, «obligando» al traductor a «reconstruir» un texto más que a «traducirlo».
Para el traductor de Novática, como para la mayoría de los traductores, uno de sus principales enemigos es la escasez de tiempo. Con frecuencia se ve precisado a entregar la traducción antes de que pueda haber comprobado todos los términos o consultado a todos los especialistas que hubiera deseado.
Durante la traducción de los artículos para la monografía los traductores se mantienen comunicados a través del correo electrónico, lo que sin duda facilita mucho las consultas, también se suceden las consultas a los foros especializados dentro y fuera de la asociación pero no es raro que la versión definitiva de un término quede en manos del editor de la monografía o de la revista.
Sobre algunos de los términos conflictivos se suceden comentarios entre los miembros una vez cerrado el número y nuestra idea es ir haciendo una especie de fichero consultable con todos estos términos conflictivos para que sirvan de referencia en el futuro.
En primer lugar habría que destacar la importancia que en nuestro caso tiene el medio en el que realizamos las traducciones. Por «medio» entendemos aquí el que prácticamente todas las comunicaciones e intercambios entre todos los implicados se realizan con exclusividad por medios telemáticos, correo electrónico principalmente; este trabajo en el que han participado cinco profesionales de diferentes puntos de España es un caso más y una muestra de nuestra actividad y modo de hacer. Esta forma de trabajar genera una buena parte de información adicional que se va acumulando en el disco duro de cada participante llegando a constituir un depósito de información que puede ser utilizado en ocasiones posteriores. En nuestros planes está la utilización de algún tipo de herramienta de trabajo en colaboración, como podría ser un «wiki»,5 para, de una parte, facilitar la comunicación entre el equipo de traducción de Novática y, de otra, poner todo ese conocimiento individual y colectivo a disposición de toda la comunidad.
En cuanto a la forma en la que resolvemos las dudas presentamos dos tendencias bastante claras: los que tienden a preguntar directamente a los especialistas, y los que buscan las respuestas en diccionarios, glosarios, foros de Internet o en el Google.
Necesario es hablar aquí de dos niveles de especialización: Los traductores de Novática, como informáticos en ejercicio, son especialistas de primer nivel, conocen las materia y no es fácil que tengan problemas a la hora de traducir términos muy comunes, dominan la jerga profesional, pero ya dentro del campo de la informática se les puede considerar «generalistas» puesto que el tema de la traducción no tiene por qué entrar dentro de su campo de especialización. Por otro lado, cada monografía cuenta con un editor invitado, un especialista de primer orden que es el encargado de seleccionar y revisar los trabajos presentados; él muy probablemente conocerá esa terminología y a él acudirán los traductores en demanda de ayuda.
Con todo y con ello, tampoco podemos perder de vista que Novática es una revista técnica cuyos lectores van a ser básicamente técnicos; la terminología tendrá que ser precisa y no se podrá salir del paso con un vocabulario como el que utilizaría el redactor de un periódico de información general. Es muy habitual que este lenguaje técnico esté sobrecargado de anglicismos, muchos de ellos importados sin ninguna adaptación, y siglas, demasiadas siglas. Puede muy bien ocurrir, y de hecho ocurre, que el especialista ni tan siquiera se haya planteado la utilización de una terminología en castellano y ahí, a la hora de sacar la monografía en castellano sea cuando se plantee de una forma directa el encontrar un equivalente en nuestra lengua. No son raros los casos en los que el editor de la revista aprovecha la presentación del número para plantear de forma abierta la terminología a utilizar o incluso para «cuestionar» esa terminología ya en la lengua original. Un ejemplo puede ser la conocida expresión «estado del arte», que se ha impuesto de forma clara en la jerga informática con el significado de 'últimas novedades' o 'situación actual' de un determinado tema. Pues bien, dada su aceptación en la práctica, en Novática decidimos colocarla entre comillas para indicar su incorrección lingüística.6 También suelen los propios coordinadores del número hacer alguna alusión a esa terminología en su presentación.
Contamos también con el asesoramiento, llegado el caso, de los responsables de las secciones técnicas, especialistas en su área, y de este dar primacía al especialista, cuya eficacia hemos constatado, se refuerza el convencimiento de que la traducción tiene que ser una tarea colectiva. Es imposible que en este mundo tan especializado nadie sepa de todo; no hay expertos en todo, sino expertos en cada momento y en cada circunstancia. Por ejemplo, no siempre los artículos de Novática tocan aspectos informáticos, a veces las interferencias con otras disciplinas como las matemáticas, la física, la economía o el derecho, hacen acto de presencia; recurrimos, entonces, a buscar los especialistas en estas materias en el ámbito universitario o dentro de la propia asociación donde afortunadamente contamos con algunas personas de doble titulación.
También, por supuesto, y no siempre al final, consultamos con los profesionales de la traducción o de la lengua, siempre dispuestos a echarnos una mano.
Ha ocurrido en alguna ocasión que al solicitarse voluntarios para la traducción de una determinada monografía, en ese momento y antes de que esos voluntarios hayan dado su paso al frente se ha suscitado una animada, y a veces apasionada, discusión sobre el título de dicha monografía. No nos debe extrañar que la mayoría de los números aparezcan con un doble título, uno que suele venir en inglés por ser el que más se utiliza y a su lado un término más castizo en clara apuesta por la terminología en español. Es el caso de uno de nuestros últimos números aparecido como «E-Learning Teleaprendizaje».
Luego, una vez que el grupo de voluntarios ha dado ese paso al frente, suele ser habitual que entre ellos se produzcan intercambios, sobre todo cuando la terminología es muy especializada o muy novedosa. Téngase en cuenta que por lo general no se emplea ninguna memoria de traducción para los trabajos ni ningún glosario o diccionario específico como referencia ya que, precisamente porque la mayor parte de los artículos de Novática se refieren a la tecnología más reciente, tales referencias simplemente no existen. Pueden encontrarse glosarios o diccionarios que ilustren acerca de temas cuya terminología suele estar ya bien establecida, como pueden ser inteligencia artificial o bases de datos, pero no sobre las últimas tendencias como computación ubicua, Wi-Fi o programación eXtrema. Por ello, en estos campos es donde los técnicos pueden hacer una mayor aportación a la comunidad colaborando en la elaboración de nuevas referencias.
Aunque Spanglish <http://delfos.sci.uma.es/mailman/listinfo/spanglish>7 no es la lista «oficial» del Grupo de Lengua e Informática de ATI, sí está bajo la tutela del grupo y a ella acuden los traductores de Novática como lista especializada en informática a plantear sus dudas. También realizamos consultas, cuando la ocasión lo requiere, en otras listas y foros dedicados a resolver cuestiones generales de lengua como es la lista Apuntes <http://lists.albura.net/efe.es/apuntes/>, tutelada por el equipo de filólogos de la Agencia EFE, o a los foros del Centro Virtual Cervantes <http://cvc.cervantes.es/foros>.
La utilidad del Google para el traductor va en aumento así como su reconocimiento en distintos ámbitos lexicográficos. El Google cumple, entre otras, dos funciones básicas para el traductor: lo ayuda a buscar traducciones para los distintos términos y lo ayuda a comprobar que las traducciones propuestas se están utilizando y no son meras elucubraciones teóricas.
Basándose en el Google el traductor puede deducir si el término que va a utilizar es fácilmente comprensible, si suele utilizarse con el original entre paréntesis o al revés, si el término es todavía una tímida propuesta que se encierra entre paréntesis tras el término utilizado abiertamente en inglés, o si en último caso el término es totalmente novedoso y el saber si cuajará constituye una incógnita.
Google proporciona además información suplementaria sobre la validez del término que hemos elegido, como por ejemplo su ámbito geográfico: se puede ver así que una determinada traducción es más frecuente en Hispanoamérica. También ayuda saber quién lo usa pues no es lo mismo si un término aparece repetidamente en tesis doctorales o en otras publicaciones universitarias, que en los catálogos del fabricante del producto o en artículos de prensa general.
En último lugar, serán los revisores serán los que tengan la última palabra y unifiquen la terminología empleada, si es necesario.
Principalmente tienden a utilizarse los que están disponibles en la Red, y en cuanto a las bases terminológicas resultan de consulta imprescindible en muchos casos las pertenecientes a organismos internacionales: Eurodicautom <http://europa.eu.int/eurodicautom/Controller> y TERMITE <http://www.itu.int/terminology/index.html> de la Unión Internacional de Comunicaciones.
Entre los diccionarios y libros especializados contamos con:
No siempre los artículos publicados en Novática son estrictamente informáticos, a veces realizan alguna incursión en otras disciplinas como es el caso de un reciente artículo traducido del italiano sobre aspectos legales.
El texto original utilizaba algunos términos en latín (legalismos), en francés (soustraction), fruto de la legislación comparada, y otros fruto de la jerga en inglés: Information Gathering, attacker o cyber crime. En todos los casos se respetaron los originales ya que correspondían al estilo del autor, salvo en el caso de attacker, que se repetía bastante y que tradujimos por atacante, ya que se correspondía bien a la acción punible (atacar un sistema informático) y no encontramos ninguna razón para dejarlo en inglés.
Sin embargo el mayor problema fue ver si había una traducción única para fattispecie. El Google nos muestra que en Argentina no se traduce. El Eurodicautom lo traduce como caso en litigio, pero no casaba en el texto ya que se trataba de una tipología de hechos, de la manera que clasificamos «delitos contra la propiedad», «delitos sexuales», etcétera, para lo que entendemos que van mejor términos como el geérico figura, o los más específicos como figura delictiva o tipo delictivo. Según los casos específicos dentro del texto optamos por uno o por otro.
Una anécdota curiosa respecto a este texto es en la forma en la que jugaba con la terminología informática trasladándola al ámbito legislativo, como por ejemplo en el siguiente párrafo donde también pudimos encontrar algún fallo de expresión en el original: «Si potrebbe dire che gli attacker professionisti sfruttano non solo le falle dei sistemi informatici [...], ma anche i "bug" dei sistemi informatici [...]».
De ese «no sólo...sino también» (ma anche) y del resto de la frase parece evidente que los segundos «bugs» (fallos/errores) son los de los sistemas jurídicos, que es de lo que, además, se trataba el artículo; por ello la traducción quedó: «Se podría decir que los atacantes profesionales se aprovechan no sólo de los fallos de los sistemas informáticos para asegurarse una entrada ilegal y comprometer dichos sistemas, sino también de los bugs de los sistemas jurídicos y de la falta de adecuación de los instrumentos previstos para la represión de las conductas ilícitas seguidas en la red».
Como fuentes externas de apoyo tomamos dos publicaciones, la Revista de Derecho Penal, publicada por Lex Nova y el trabajo «La respuesta procesal a la delincuencia informática: especial atención al convenio sobre el cibercrimen» (Juan José González López, 2003, Noticias Jurídicas).
Se tradujeron las notas al pie, excepto las referencias cuyos títulos se dejaron en el idioma original.
Por otro lado este ejemplo ponía de relieve una cuestión que se nos presenta con frecuencia: cómo traducir textos especializados que van a ser leídos mayormente por especialistas de otra área. Nos planteamos si términos como sede penal o la posición sistemática de la norma, normales para el especialista en legislación pero auténtico chino para un informático medio, deberían dejarse tal cual o deberían hacerse más digeribles. Tras sopesar las distintas posibilidades decidimos conservar el trasfondo jurídico del texto lo más posible, respetando su terminología, si bien en algunas ocasiones acudimos a expresiones más de las calle para determinados giros.
Finalmente queremos dejar testimonio en este trabajo de alguno de los escollos que dos colaboradores habituales de Novática en el área de ingeniería del software, y colaboradores asiduos en las traducciones, César F. Acebal y Juan Manuel Cueva Lovelle, encontraron durante la traducción al español de un manual8 que va a resultar fundamental para esta área del conocimiento informático: Design Patterns. Elements of Reusable Object Oriented Software:
Por otro lado, nunca resulta sencillo traducir un libro técnico en informática. Numerosos barbarismos se han instalado ya en el idioma, de tal forma que resulta difícil a veces optar entre lo que sería el término correcto en español o el equivalente comúnmente aceptado por la comunidad de la ingeniería del software. Uno de los ejemplos más evidentes lo constituye la palabra instancia, para designar cada uno de los objetos creados de una clase dada, y que en español tal vez debiera haberse traducido como ejemplar. No obstante, pocas palabras hay más conocidas que ésta en la jerga de la orientación a objetos, por lo que pretender cambiarla a estas alturas habría sido un acto de vanidad por nuestra parte que sólo habría contribuido a incrementar la confusión y dificultar la comprensión del libro. En otras ocasiones, nos encontramos con palabras como framework o toolkit que hemos dejado sin traducir por el mismo motivo: el lector técnico está acostumbrado a ellas, por lo que de haberlas traducido probablemente no supiese a qué se está haciendo referencia, desvirtuando así el sentido del original.
Exponemos a continuación tres de esos términos o expresiones para los que encontramos mayor dificultad:
En definitiva, y como señalaban los traductores:
Será difícil que las decisiones adoptadas sean siempre al gusto de todos, como inevitable será, a pesar de todos los esfuerzos, que se haya escapado algún error en la versión final del libro. En cualquier caso, sepa el lector que se han puesto los mayores esfuerzos en aunar el rigor técnico con el cuidado del idioma, y apelamos a su indulgencia por los errores cometidos,de modo consciente o inconsciente.