Empezamos una nueva etapa en ATI con nuestra incorporación como Junta Directiva General, y no lo hacemos en un momento fácil ni cómodo, pero si apasionante, por la gestión del cambio que implica, así como el desarrollo de un nuevo modelo de asociación y organizativo que se deriva.

En algunas ocasiones, cuando se busca una orientación para una organización es bueno repasar su inicios, los más puramente originarios, y es en este sentido que contamos con la fortuna de tener archivado y escaneado, y al alcance de todos los socios, el trabajo de documentación realizado por el Grupo de Informática y sociedad y en concreto el dedicado a ATI y la Historia de la Informátic donde podemos acceder a los documentos iniciales de ATI.

Rápidamente nos damos cuenta del valor emocional de los documentos escaneados, y más teniendo en cuenta lo cerca que estamos del 50 aniversario de nuestra fundación. Es una lectura recomendable para todos los que amamos ATI y lo que significa socialmente.

Decíamos que hay muchas organizaciones que en ciertos momentos de desorientación buscan en estos documentos iniciales una orientación ante los nuevos retos. Tenemos ejemplos que nos son cercanos pero vamos a fijarnos en uno muy concreto que nos puede ser un referente.

En los EEUU cuando se enfrentan a un nuevo reto buscan en su Constitución no solo la letra, sino también el espíritu con el que se escribió y tratan de interpretar como los “padres de la patria” se adaptarían a las nuevas circunstancias.

No es algo nuevo ni nos suena extraño, sabemos de empresas y organizaciones que han hecho ejercicios similares.

Es imprescindible leer el documento correspondiente a la reunión preliminar, de principios fundacionales puros, del 23/02/1967, y que transpira autenticidad documental, que propone unas necesidades muy concretas que compartían los primeros profesionales de las TIC, nuestros pioneros.

Debemos tener en cuenta el contexto de la época que nos transporta a un pasado que nos aparece ya lejano, como de otro mundo, en otro régimen, con un contexto jurídico que no tiene ningún parecido con nuestra realidad, con una profesión emergente, sin referentes y con unas necesidades muy básicas de nuestros padres fundadores. Crearon una asociación que empezó por satisfacer necesidades muy básicas y sin más recursos que ellos mismos.

¿Qué harían nuestros padres fundadores ahora en nuestro contexto? Sin duda, la situación es muy distinta. La profesión no solo se ha definido y madurado, sino que ha explosionado y se ha globalizado sin dejar distancias entre los profesionales. Las necesidades de los profesionales parecen garantizadas, hasta que chocamos con una realidad dominada por los grandes jugadores dentro de un contexto globalizado por la red, donde no podemos competir si no es agrupándonos. Disponemos de recursos, también nosotros mismos, pero apoyados por servicios y profesionales que les pueden dar forma e impulso.

Pero hay algo que parece inalterable, y es esa necesidad de agruparnos y de hacerlo alrededor de esas necesidades básicas, que son la de crecer cada uno profesionalmente y la de colaborar solidariamente en el crecimiento de los demás, con la firme convicción de que como parte de la sociedad civil podemos ayudar a transformarla.

¿Qué harían los padres fundadores?, no lo sabemos y no lo podremos responder nunca con certeza, pero estamos seguros, leyendo este documento fundacional, que seguirían una línea muy similar a la que proponemos en esta junta y por la que vamos a trabajar, combinando servicios profesionales con participación voluntaria, con ideas.

Quizá la pregunta deba ser otra. ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros?...

La Junta Directiva General de ATI