Ponencia de Carmen UgarteVoy a dar la palabra en el orden en que estaban reflejados en la convocatoria o en el anuncio, y por lo tanto voy a dar la palabra a Carmen Ugarte que repito es coordinadora del grupo de trabajo, Grupo (de interés) de Lengua e Informática de ATI, y muy conocida también en un montón de listas que circulan por ahí y entre ellas una que es muy famosa, que se llama Spanglish, y quizás ella dé el URL, la dirección de dónde encontrarla [Carmen: No me la sé de memoria (risas)]. Carmen escribe a menudo en Novática,yo sé que esto de escribir en Novática es un mérito [guiño cómplice] pero en cualquier caso tengo que señalarlo. [Carmen: Tengo enchufe con el coordinador...], por interés... [Carmen: No me hagas aquí soltar los secretos ¿eh?] Carmen: Bueno, yo a la hora de preparme un poco lo que iba a contar aquí, y después de darle muchas vueltas y conociendo un poco, o presumiendo de qué iban a hablar los otros componentes, me dije: ¿Y yo qué les voy a contar a este gente?, si alguno ya me han pillado el tema. Entonces me dije: les voy a contar mi vida, mi vida en Internet y les voy a contar unos cuantos chistes... La verdad es que ayer empecé a escribir un cuento de dos folios, pero luego esta mañana no me gustó y al final, he tomado unas notas [muestra una hoja emborronada] que tampoco os voy a contar porque voy a aprovechar alguno de los comentarios que ha hecho José Antonio y que yo me voy a enganchar a ellos. Voy a empezar diciendo lo que para mí significó Internet desde el punto de vista del español, de la experiencia del español. Los que me conocéis sabéis que soy de Burgos y no hay nadie que me conozca que no sepa que soy de Burgos, porque yo ejerzo de burgalesa allá donde voy [Rafael: de Gumiel], de Gumiel de Izán, exactamente [risas], pero bueno, de Burgos. Entonces yo ejerzo de burgalesa allá donde voy, y ejerzo de burgalesa entre otras cosas porque los castellanos viejos tenemos ese prurito de haber hablado siempre muy bien la lengua, vamos, somos la reserva lingüística del español, y que nadie lo discuta. Bien, esto era lo que nos creíamos, los que todavía algunos se creen y no hay más que leer algunos aspectos de cierta prensa local y ver cosas como: «Yo pienso que los catalanes... [se corrige] Yo pienso de que los catalanes nos están estropeando el español», por ejemplo ¿no? [risas] y cosas así de este estilo. Hace poco en una lista de Castilla, que se llama así, muy reivindicativa y muy nacionalista ella, tuve que salir dándole caña a uno, que al final hemos terminado siendo muy amigos y casi del mismo pueblo, pero la verdad es que empecé dándole caña en ese aspecto, yo muy seria allí... Pero bueno, estas son las anécdotas para que os riáis, pero la verdad es que Internet e incluso lo que había antes de Interent me sirvió sobre todo para oír a la gente, cómo hablaba la gente del otro lado del charco, gente como yo, gente con unos estudios universitarios antes digamos de mi interés por la lingüística, y cómo se desenvolvían. Porque si nos fijamos los conocimientos, o por lo menos eso creo yo, el conocimiento de la lengua del otro lado, e incluso de este lado, que teníamos antes de la llegada de Internet había estado muy muy filtrada por unos técnicos en la lengua... O sea, casi todo lo que recibíamos por el lado escrito había sido flitrado por unos señores que eran expertos en esa materia, incluso las secretarias que pasaban a máquina los escritos de sus jefes, pues más de una vez y más de dos corregían el estilo, las faltas y las imperfecciones lingüísticas de sus jefes, y ya no digo nada si lo que nos llegaba era una novela que había escrito un señor que había ido a la misma escuela que nosotros. Y cuando digo que había ido a la misma escuela que nosotros, no quiero decir, por supuesto, a la misma escuela física..., pero los textos estaban basados a un lado y a otro en los mismos cánones, en las mismas pautas. Yo hace poco tuve oportunidad con una amiga mexicana... una compañera mexicana me enseñó un librito de cuentos que ella había leído, que habían utilizado en la escuela en los años..., ella es más o menos de mi generación, y realmente difería poco, en la lengua, de lo que yo había podido leer aquí. O sea, estábamos utilizando la misma lengua. Con la llegada de Internet todos esos intermediarios que corregían nuestra lengua a uno y a otro lado han desaparecido. Nosotros en Internet hablamos por nosotros mismos, cometemos nuestras faltas y cometemos nuestros... somos nosotros. Yo recuero hace tres y cuatro años que yo pesqué en la Red los cuentos escritos por un venzolano, un ingeniero venezolano... unos cuentos... [Rafael: ¿Nelson?] No me acuerdo si se llamaba Nelson... [Rafael: ¿Nelson Verástegui?] Ese es colombiano..., no, son cuentos infantiles escritos para niños .. un ingeniero venezolano había escrito para sus niños y los había publicado en Internet. Eran cuentos que posiblemente no hubieran sido publicados en ningún otro sitio, en ningún medio y desde luego, de haberlo sido, el corrector de estilo habría metido la pluma, habría corregido algo... Yo con ellos entretenía a mi niño y desde luego pasábamos unos ratos fenomenales y desde luego era un nivel de lengua que desde luego, yo hasta entonces no había oído hablar a un venezolano como lo estaba oyendo. Entonces, para mí ese ha sido uno de lo más positivo que encuentro en Internet, que yo puedo oír hablar a gente como yo con todas sus inperfecciones sin que nadie digamos meta la pluma. Y para mí eso es muy positivo y me da un conocimiento real de lo que es la lengua. Luego, me voy a meter en otros aspectos, los que Millán ha apuntado y voy a decir cómo los veo yo, porque él se ha centrado mucho en los aspectos técnicos, que eran unos aspectos en los que yo no pensaba meterme, pero en fin... Él por ejemplo ha dicho que es un problema que las cosas en el ámbito técnico se llamen de distinta forma en los países. Yo creo que eso es un debate más teórico y reducido a unos pocos términos que lo que puede ser un hecho real. No estoy negando que los productos se tengan que localizar para cada país, porque eso es un hecho, pero realmente yo creo que no responden a una necesidad, sino a una cuestión de mercado en algunos casos, aunque supongan también un coste. Yo hace unos años le pedí a un amigo argentino que me escribiera unos artículos sobre qué pecé podría comprar la gente y qué no, y le dije... Y yo a la hora de revisarlos porque la audiencia iba a ser española pues solo le corregí una palabra, porque creía que era... carcasa que había puesto gabinete porque aunque en contexto creía que se entendía pero aquí realmente «abra usted... debajo del gabinete tenemos...» pues podía sonar un poco raro. Creo que eso no es un problema, para mí eso no es un problema. Y luego para terminar porque Rafa por aquí me está dando patadas en las espinillas, como os habéis reído mucho con lo de buñuelo y Millán se preguntaba: «¿Habría tenido éxito buñuelo?». Pues no. Porque una de las que sugirió buñuelo fui yo en la lista Spanglish, no digo si la primera o la última, y bueno a los dos meses dejé de usarlo [carcajadas]. La razón por la que dije eso de buñuelo era porque era por estas fechas, más o menos [risas], pues los buñuelos, ¿verdad?, y además vienen rellenos, que no siempre son de viento. Evidentemente, tonterías de esas que se nos ocurren a todos en un momento determinado... Y aquí punto en boca y me paro. Rafael: Bueno, Carmen ha sido muy disciplinada y te lo agradezco
mucho, sé que podrías y deberías incluso decir muchas
más cosas, pero tenemos este problema de tiempo.
Nota: Se trataba del Dr. Roberto Sánchez y su página, hoy desaparecida, estaba alojada en <http://www.ven.net/espacio/>. No obstante, he podido rescatar algunos de sus cuentos.
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Última actualización: 8 de febrero del 2002 |
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