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Anglicismos, barbarismos, neologismosy«falsos amigos»en el lenguaje informático©Pedro
José Sampedro Losada
Florstädterstr.
66
61169
Friedberg
Índice
Prólogo del editor
Prólogo del editorLo que primero llamó nuestra atención en el presente trabajo fue su extensión, el haber querido tocar, de forma bastante exhaustiva en algunos casos, casi todos los aspectos que nos preocupan a los que, de una forma o de otra, estamos preocupados por el uso que se hace del castellano en la informática. El trabajo tiene algunos años —en algunos puntos se nota—, no es uniforme y presenta, a nuestro juicio, luces y sombras; pero como trabajo básico que es, no puede ni pasar desapercibido ni dejarlo limitado a los canales a través de los cuales se había difundido. Esperamos con esta publicación, cuyo localizador es <http://www.ati.es/gt/lengua-informatica/externos/sampedr1.html>, servir de referencia a todos los que quieran seguir avanzando en el estudio de los importantes aspectos que aquí se presentan. Queda un largo camino por recorrer. Por lo demás nuetra labor se ha limitado a pasarlo a formato HTML, ordenar las notas y corregir aquellos pequeños errores ortográficos o mecanográficos, que siempre se escapan, y que nosotros hemos sido capaces de detectar, aunque en algunos apartados esos errores no se han corregido a propósito tal como se indica en las correspondientes notas al pie. María
del Carmen Ugarte
(Grupo de Lengua e Informática de ATI) Junio del 2000
Este trabajo se concibió
primeramente para un seminario en la Universidad de Gissen (Alemania).
Era el año 1996. Después vio la luz, en parte, en la revista
Hispanorama
un año después. Y ahora se hace extensivo a todo el orbe
gracias a la ayuda inestimable de unas cuantas personas que, como yo, no
están dispuestas a que nadie se valga egoístamente del trabajo
intelectual de otro.
Se escribió en una época
donde la moda del espanglish o spanglish, monstruo híbrido
y malsonante, estaba a la orden del día. No se trató de defender
el inmovilismo lingüístico sino todo lo contrario. Se introdujeron
nuevos términos, para bien o para mal, cuando fueron necesarios
pero siempre con la pretensión de demostrar que el español
o castellano estaba a la altura de las exigencias informáticas.
Muchos de los atentados que se cometen contra nuestro idioma se deben al uso continuo de términos anglosajones. Basta observar el glosario para comprobar que la mayor parte de las palabras proceden del inglés. Pero debemos hacer un esfuerzo por buscar la mejor traducción y no la primera que venga a la mente, que es la razón de que aparezca uno de los mayores peligros que nos amenazan: «los falsos amigos». En fin, solamente nos queda agradecer
al Departamento de Sistemas Informáticos de la Universidad Politécnica
de Madrid, a Sergio Lechuga Quijada, a Ángel Álvarez y a
Yolanda Rivas la ayuda inestimable que nos brindaron, sin la cual este
trabajo no se hubiera podido realizar. No puedo olvidar a Carmen Ugarte
ya que sin su ayuda y su trabajo esta versión en HTML*
no hubiera visto nunca la luz. Por esto debo decir que ya no hay un autor
sino dos. Gracias Carmen.
Pedro José Sampedro Losada
Junio del 2000 Anglicismos 1.- El artículo en los anglicismos. 1.1.- Anglicismos con o sin artículo. Estudio de dos casos concretos. He escogido dos términos para «intentar» aclarar este punto2 ya que, por la relativa frecuencia con que aparecen, son dos ejemplos que se prestan a un estudio minucioso. Estos son, como no, Internet y WWW. a) El anglicismo World Wide Web Como vemos, en el gráfico número 1, de 105 veces que se ha encontrado el término en cuestión, en un 36,2 % aparecía con el artículo masculino, el 49,6 % de las veces en femenino y en el 14,2 % restante carecía de él. Gráfico 1. Formas de aparición del anglicismo WWW Observamos, pues, que la confusión puede existir en cómo se traduzca World Wide Web, si se traduce como telaraña mundial, el artículo, lógicamente, sería la, como también en el caso de que se denomine página. Pero también puede traducirse como servidor o sitio y por tanto el artículo sería el. No falta quien lo considera un sustantivo propio, y por tanto carecería de artículo. Nosotros nos inclinamos por telaraña mundial, cuyas siglas serían WWW y por consecuencia sería femenino, es decir, la. b) Internet Gráfico 2. Formas de aparición de Internet Internet es un caso fuera de lo común. Ya la multitud de definiciones de este fenómeno nos avisa del «caos» existente. Las definiciones van desde — el conjunto de ordenadores, o servidores, conectados en una red de redes mundial, que comparten un mismo protocolo de comunicación, y que prestan servicio a los ordenadores que conectan a esa red—; hasta —una red mundial de ordenadores a la que están conectados más de 30 millones de personas en todo el mundo—; pasando por —la maraña mundial de redes—; sin olvidar —la red internacional de comunicación electrónica— o —la cadena informal que une por módem los ordenadores de todo el mundo— o —la base de datos que conecta millones de ordenadores—... Pero, ¿cuál de todas estas definiciones es la correcta? Todas y ninguna, sería la respuesta más acertada. Todas tienen su razón de ser y todas se pueden criticar. Tomaré el camino intermedio, recogiendo las palabras de Howard L. Funk de la Internet Society: «una red de redes de ordenadores, capaces de comunicarse transparentemente uno con otro.» En el estudio estadístico de frecuencia de aparición, se ha encontrado la palabra Internet de las más variadas formas: la Internet, el Internet, Internet, internet, la red (de) Internet, el servicio Internet, la red informática de Internet, el planeta Internet, el sistema Internet, el sistema informático Internet... Observando detenidamente el gráfico 2 vemos que se ha encontrado el término en 338 ocasiones: 46 veces en femenino, 19 en masculino, 261 sin artículo3 y 45 veces de las más variadas formas, eso si, unas veces con y otras sin artículo, pero se han separado del computo total ya que, como vemos en el párrafo anterior, el artículo depende de la palabra española que le precede. Como se puede ver, la «maraña» de términos es excesiva. Por lo tanto, el primer concepto que hay que aclarar es la diferencia entre internet e Internet, con mayúsculas y minúsculas respectivamente. La primera, internet, hace referencia a los mecanismos necesarios para la interconexión de redes locales y la segunda se refiere al fenómeno de Internet que trasciende lo tecnológico para entrar de lleno en el campo de lo sociológico. Con minúsculas se hace referencia a los mecanismos de internetworking; es decir, de interconexión de redes en general. Los que deciden nombrar a Internet en femenino, es decir, la Internet, hacen referencia a la interconexión de redes locales y en cualquier caso a una red de redes. Sin embargo, los partidarios del masculino hacen referencia a que Internet es un servicio, un sistema o un fenómeno y por tanto su artículo debe ser el. Por último, los que prefieren omitir el artículo, entre los que me incluyo, nos apoyamos en la premisa de que Internet es el nombre del movimiento o fenómeno tecnológico de más envergadura de finales del siglo XX. Por lo que sería, vuelvo a repetir, sustantivo propio, y carecería de artículo. 1.2 ¿ Cómo se traduce el artículo ingles the al español ? Después de estos dos casos concretos, intentaré establecer una hipótesis, basada en el estudio4 de sesenta y siete anglicismos comunes en informática, que me llevará a establecer una regla por la cual se rige el género de los artículos en los anglicismos. El estudio5 de 67 términos ingleses (ver tabla 1) me lleva a suponer que el artículo puede regirse bajo la premisa de la traducción de la palabra6, es decir, en el 88,06% de los casos (ver gráfico 3), se respeta el género de la palabra española. Sólo en el 5,97% aparecen las palabras con los artículos masculino y femenino, debido a las diferentes traducciones que tiene la palabra en cuestión. Así vemos, por ejemplo, que URL, abreviatura de -Universal Resource Locator-, aparece con el artículo masculino cuando se traduce por localizador, sin embargo, URL es simplemente una dirección, donde el artículo, obviamente, sería femenino. Yo me inclinaría a aceptar el artículo de la traducción más correcta, el masculino, aunque respeto que al ser simplemente una dirección, haya personas o instituciones que lo empleen. Gráfico 3. Porcentajes del artículo en 67 anglicismos. En sólo un 5,97% se detecta el empleo del artículo incorrectamente, ya que la traducción correcta era otra a la usada mayoritariamente. Sin embargo, en este último aspecto hemos de considerar que se ha respetado el género de la palabra española, aunque ésta no fuera la traducción más idónea. Todo esto me lleva a decir que la traducción del artículo
inglés the depende de la palabra española equivalente
y no, como podía parecer, del primer vocablo que le haya venido
a la mente a la persona que escriba, diga o emplee el término.
2.- ¿Son realmente necesarios los anglicismos en informática? Como bien dice Martín Alonso en su Gramática del Español Contemporáneo, el idioma español ha sido, a través de las épocas una membrana permeable a través de la cual han pasado los vocablos de distinta densidad de otras lenguas7. A lo cual Manuel Seco añade: si desterrásemos de nuestro léxico todo lo que hemos tomado de otras lenguas, tendríamos que hablar por señas8. Lázaro Carreter9 nos comenta que los avances tecnológicos y científicos se producen en los pocos países que van a la cabeza de la investigación. Y de ellos irradian a las otras naciones, que se ven forzadas a adoptar los tecnicismos con que se nombran las nuevas invenciones. Esta tarea, cumplida normalmente con prisas, se realiza sin criterio fijo, conforme a las siguientes posibilidades:
En pocas palabras, Fernando Lázaro Carreter, no se pronuncia claramente en cómo hay que «tratar» a los anglicismos, —...parece preferible...—, dice, no traducirlos, pero esto parece más un consejo que una regla gramatical. Como se puede ver, acompañando a cada innovación, hipótesis científica o invento, viene un problema de nomenclatura, denominación y traducción para la lengua que lo recibe. Y la informática, un invento americano, no va a ser una excepción. Sería absurdo españolizar estos vocablos, ya que sólo se entenderían en España y a lo sumo en los países de habla hispana. Y si, en un intento de facilitar las cosas al usuario de ordenadores que no domina el inglés, se traducen o se intentan traducir los citados vocablos, que se haga de una manera correcta, evitando en todo momento los falsos amigos. Esta denominación es el típico ejemplo de traducción simple —calco lingüístico— de una palabra inglesa false friends que no existía en nuestro idioma, para definir las traducciones erróneas. Como ejemplo de hasta dónde llega el «delirium de las españolizaciones», se ha recogido lo dicho o ¿sería mejor decir lo escrito? en un foro de discursión sobre informática en Internet10. En éste se vertieron «ríos de tinta», valga la expresión, sobre cómo denominar a WWW —World Wide Web— en español. Se acabó admitiendo que se llamara «telaraña mundial», eso sí, respetando las siglas inglesas, WWW, que son conocidas en toda la comunidad informática. Cuando parecía que se había llegado a un consenso, apareció una nueva denominación: «la multimalla mundial», cuyas siglas serían MMM... No entraremos a discutir esta nueva acepción, muy española por cierto, ya que sería perder el tiempo. Analicemos simplemente las repercusiones que tendría este fenómeno. Imaginemos que los españoles denominemos a la abreviatura inglesa MMM. Supongamos que los italianos hagan otro tanto, nombrándola, por ejemplo, YYY y que los francófonos no se queden atrás y la llamen XXX. Entonces tendríamos multitud de denominaciones para una misma cosa, es decir, multitud de significantes para un mismo significado. Si se consiguiera imponer tanto significante estaríamos ante una nueva Babel que muy probablemente terminaría como aquélla. En el citado foro se mantuvo otro debate en torno al siguiente mensaje11:
Ahora bien, emplear la nomenclatura castellana en libros de informática es necesario y correcto. Lo que no lo es tanto es emplear terminología anglosajona, cuando existe la palabra adecuada en castellano y ahí es donde se cometen los mayores errores, en cualquier caso siempre existe el recurso de las comillas y los paréntesis para introducir el término inglés. Por qué construir frases como: «establece las páginas de códigos que serán usadas en el switch de páginas de códigos»12 cuando se puede decir simplemente: —establece códigos que serán usados en el conmutador de códigos—. O esta otra: «haga click con el mouse»13, que en castellano normal sería: —pulse el botón izquierdo de su ratón—. Algunos ejemplos14 más, son bien significativos: «el fondo de una vista puede ser un color plano o bien un bitmap» — el fondo de una vista puede ser un color plano o bien una imagen—; «es sumamente importate que ahora se haga un Shut Down» —es sumamente importante que ahora se cierre el sistema—; «además los buffers que el sistema asigna» —además de los registros intermedios que el sistema asigna—; «lo manda a un spooler de impresión» —lo manda a la bobina de impresión»; „hace un backup de los ficheros a otro disco" —hace una copia de seguridad de los ficheros en otro disco—; «hace un merge del los EA del fichero de guarda con los del fichero de datos» —fusiona los atributos extendidos (EA) del fichero de guarda con los del fichero de datos—; «tiene que hacer un reset» —tiene que volver a encender el ordenador—. En el párrafo anterior hemos visto varios ejemplos de anglicismos innecesarios encontrados en manuales y revistas de informática. Veamos ahora otros encontrados en Internet: «hola netsurfer de WWW» — hola visitante de WWW—; «envia un mail con tu direccion WWW completa y tu nick» -envía un mensaje con tu dirección WWW y tu apodo»; «vuelva a la Home Page» —vuelva a la página principal—; «para usar la PC aunque nunca haya usado una PC» —para usar el ordenador aunque nunca haya usado un ordenador—; «en el menú File seleccionar Open Location» —en el menú archivo seleccione ubicación—; «Download un programa o fichero de la WWW» —bajar o descargar un programa o fichero de la WWW—. En definitiva, los anglicismos son necesarios, pero en un contexto determinado, utilizándolos cuando proceda y no al libre albedrio. En pocas palabras, aceptarlos cuando se refieren a realidades importantes, evidentes, para las que no existe término en español. Por tanto la importación de palabras, no debería hacerse si no es con la «licencia» previa que certifique que el importador conoce el propio idioma15 y si no hay más remedio, como hemos apuntado más arriba, por lo menos que se introduzca según las reglas de prosodia y sintaxis del castellano para que no desentone en el paisaje verbal. Ya sólo nos queda realizar el consabido estudio estadístico16 sobre frecuencias de aparicón de terminología anglosajona. Aunque esta vez sólo nos centraremos en la obra de José Alberto Jaén Gallego y Raquel Martínez Fernández que pretende ser un manual de iniciación. En esta obra aparecen treinta y ocho anglicismos17, de los cuales solamente uno, Virtual Dos Machine, sería necesario, aunque tiene su correspondiente traducción. En cambio, términos como: desktop, help, reset, restore, driver, buffer, etc... tienen una traducción aceptada y aceptable. ¿Por qué emplear desktop cuando existe escritorio? o ¿help cuando existe ayuda? 3.- Anglicismos latentes: falsos amigos y calco lingüístico 3.1.- Falsos amigos Se hubiera podido incluir los «falsos amigos» dentro del apartado barbarismos18, ya que, al fin y al cabo, son vocablos impropios o que no existen en nuestro idioma. Pero se ha preferido hablar de ellos aquí por las razones que a continuación se exponen. Todos los «falsos amigos» encontrados en el presente estudio, provienen de palabras, cuya grafía, cuerpo fónico y sonido inglés es muy parecido o casi igual a la del vocablo español, es decir su significante, pero cuyo significado es completamente distinto. Aunque en19 la tabla 2 se pueden leer varios ejemplos, debo comentar, brevemente, algunos «falsos amigos». El vocablo inglés actual, mal traducido por el término —actual— castellano, significa efectivo, real, de verdad. Sin embargo, la palabra castellana tiene unos significados completamente distintos, a saber: momento presente, actualidad, hoy en día. Otro ejemplo lo encontramos en assume, traducido por —asumir—. El primero significa, en algunas ocasiones suponer, no teniendo el segundo esta acepción. En la citada tabla observamos que muchos informáticos y traductores no es que eludan la palabra castellana, sino simplemente es que no la conocen. Sobre esta cuestión ya se ha hablado repetidas veces en este trabajo, luego huelga todo comentario. Esperemos que estas palabras, como también los barbarismos, no sean comúnmente aceptadas, ya que luego pretender erradicarlas sería una batalla perdida. Como dice Sergio Lechuga Quijada, con respecto a todos los vocablos nuevos20: ya los fijará, limpiará y dará esplendor quien le corresponda. La Real Academia de la Lengua tiene que tomar «cartas en el asunto» lo antes posible, recoger con prontitud la nueva terminología, corregir los defectos, anular falsos vocablos, descalificar ciertas «jergas»... Cosa que, por lo común, realiza muy lentamente. 3.2.- El calco lingüístico Se habla de calco lingüístico cuando, para nombrar una noción
o un objeto nuevo, una lengua A (en nuestro caso el castellano) traduce
una palabra simple o compuesta de otra lengua B (aquí el inglés),
mediante una palabra simple ya existente en la lengua A, o mediante un
término compuesto formado por palabras ya existentes en esta lengua.
Es decir, el calco lingüístico es una palabra o grupo de palabras
que imitan el esquema o la significación de una palabra o expresión
inglesa o extranjera y no su entidad fonética. Como ejemplos, citar:
Tabla número 2. Algunos falsos amigos y su traducción correcta
Notas:
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Última actualización:
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