La ley de comercio electrónico puede obstaculizar el competir en Internet en la difusión de ideas con los grandes grupos informativos

Artículo de denuncia en iBrújula

Jugada maestra ministerial; descrédito de la AI; Almeida, líder; y el texto al Parlamento

La campaña contra la Ley de Internet en España entra en una nueva fase

IBLNEWS / JUAN MANZISIDOR -

A pesar de la oposición rabiosa de los internautas más comprometidos, con limitado eco en los medios tradicionales, el Gobierno Aznar hace oídos sordos y se apresta a llevar cuanto antes al Parlamento la controvertida Ley de Internet, antes de que la protesta alcance irreversible dimensión internacional y España sea presentado como un país restrictivo temeroso de la libertad de información, que hoy por hoy tiene en la Red su principal bastión, una vez controlada prensa, radio y TV en beneficio de los intereses electorales del partido gobernante. El secretario de Estado para la Sociedad de la Información, Baudilio Tomé, uno de los hombres del think tank de Aznar y jefe directo de Borja Adsuara, manifestó el jueves 7 que el texto estará en discusión en el Parlamento español en septiembre, una vez anotadas las aportaciones de diferentes sectores.

Adsuara, director general de la Sociedad de la Información, había dicho el 17 de mayo a iBrujula.com que "falta por incorporar como mínimo los informes del Consejo de Estado, Poder Judicial y Comisión Europea". No hay constancia de que se hayan recibido tales informes, como tampoco existe información de que las proclamadas modificaciones de la Asociación de Internautas (AI) se hayan incorporado. El papel desempeñado por el presidente de este colectivo, que no por los socios, se observa ahora especialmente vergonzante para los intereses de la Red, al haber dado respaldo, posiblemente sin percatarse de ello, a la postura ministerial, cuyos altos funcionarios han demostrado una astucia inusitada, primero ofreciendo diálogo y posibilidad de subvenciones (en concepto de organización de cursos) a Víctor Domingo y sus dirigentes, segundo propiciando la división en la Red y tercero quitándose de encima, urgentemente, un problema que amenaza con encrespar los ánimos del país.

La LSSI es el segundo momento histórico de la Red en España, tras la tarifa plana. Sin embargo, la batalla por conservar la esencia de libertad de la Red no está ni mucho menos perdida. Los argumentos en contra de la LSSI son tan inapelables y contundentes que sólo pueden servir para ganar adeptos día a día. Únicamente la esclavitud de quienes están obligados a mantener unos férreos intereses económicos y políticos servirá para impedir que el texto sea retirada. En el devenir de la batalla también hemos tropezado con un líder cualificado y honesto a carta cabal, el abogado catalán de 36 años Carlos Sánchez Almeida, quien, a pesar de su deseo real de permanecer en segundo plano, es ya padre ideológico y motor de la campaña contra la LSSI.

En la retaguardia del incipiente movimiento por los ciberderechos en la Red, existe un núcleo de pensadores, abogados y luchadores que, aunque en la sombra en los últimos años, empieza a aparecer, arrinconando discrepancias y peleas de pasado, y unidos en contra de un despropósito legislativo. Faltan también por entrar en combate los políticos, y cabe presumir que si en 1999 y 2000 el reclamo fue la lucha por la tarifa plana, que paradójicamente hizo coincidir a todos los partidos en contra de la Telefónica de Villalonga (aliado de Aznar, hasta caer en desgracia), hoy el nexo reivindicativo, a cuyo alrededor posiblemente veremos a Izquierda Unida, Partido Socialista y voces del Partido Popular, no es otro que la LSSI. No olvidemos que el Senado español, con la unanimidad de los grupos y el auspicio de González Pons (hoy portavoz del PP en el Senado e influyente miembro de la ejecutiva de este partido) aprobó en 2000 una declaración de derechos de Internet que excluye radicalmente intentos de control como el planteado por la Ley de Servicios para Sociedad de la Información.

De manera que, resumiendo, con el texto a punto de entrar en el Parlamento tan pronto se reanude el periodo otoñal de sesiones, tras la jugada maestra de Tomé y Adsuara; la connivencia tontuna de Víctor Domingo, que ha arruinado el trabajo concienzudo y desinteresado de casi 1.000 días de actuación de esta Asociación fundada en la antigua redacción de este periódico; y el incipiente movimiento que está construyendo Sánchez Almeida, con crecientes adhesiones, la Internet hispana entra en una nueva etapa, imprevista como todas, aunque crucial, ya que que quedará claro quién es quién en la nueva sociedad de la información y qué se puede esperar de quienes conocen y aman la tecnología e Internet y no están dispuestos a quedar sepultados bajo el adocenamiento colectivo imperante, traducido día en menores libertades, menor justicia y menores posibilidades de aumentar la prosperidad económica y espiritual.

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Sánchez Almeida pide a los socios de la AI que recuerden sus orígenes de lucha

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