De todos es sabido que hombres y mujeres somos diferentes, esto no quiere decir que unos sean mejores que otros sino que, simplemente, somos diferentes.

Esta diferencia nos viene de serie en nuestro cerebro, aunque no todo es blanco o negro. Hay estudios que demuestran que entre el 15% y el 20% de los hombres tienen cerebros feminizados mientras que sólo el 10% de las mujeres tienen cerebros masculinizados. A modo de ejemplo: los hombres tienen más desarrollado el sentido de la orientación y el desarrollo espacial y lógico mientras que las mujeres tienen más desarrollada la orientación en distancias cortas, la visión periférica, la habilidad para realizar diferentes actividades al mismo tiempo así como la facultad comunicativa. No obstante, debemos recordar que las personas son únicas y que las diferencias entre dos individuos de un mismo grupo (por ejemplo, mujeres) pueden ser mucho mayores que las que encontremos entre los perfiles medios de dos grupos (entre el hombre “típico” y la mujer “típica”).

Estas diferencias pueden influir en que el porcentaje de mujeres que escogen carreras técnicas, científicas y de investigación sea menor que el de los hombres ya que existe la creencia, en general poco fundamentada, de que las capacidades que se necesitan para este tipo de carreras están más ligadas a los hombres. Sin embargo, las referencias históricas, como los estudios sobre habilidades profesionales, muestran que se hace cada vez más necesaria una mayor incorporación de la mujer a dichas carreras, contribuyendo así a una mayor diversidad en el enfoque y resolución de las tareas y problemas asociados al desarrollo cotidiano de estas profesiones.

A lo largo de la historia, la relación de las mujeres con las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) ha sido muy variada. Hasta finales del s.XX el reconocimiento de las mujeres por sus aportaciones al desarrollo tecnológico, así como a muchos otros ámbitos, fue muy escaso y muchas utilizaban pseudónimos masculinos para poder triunfar y que se reconocieran sus trabajos.

Algunos ejemplos de mujeres importantes en las TIC:

  • Ada Byron, conocida como Ada Lovelace (1815 – 1852) es considerada la madre de la programación informática pero su trabajo se reconoció mucho después de su muerte. En 1883 se creó el lenguaje de programación Ada.
  • Edith Clarke (1883 – 1959) fue la primera mujer ingeniera electrónica y en 1921 patentó una calculadora gráfica utilizada en la solución de problemas sobre líneas de transmisión eléctrica.
  • Grace Murray Hopper (1906 – 1992) matemática y militar, en 1952 desarrolló el primer compilador de la historia (A-0) y en 1959 lideró el equipo de desarrollo del lenguaje de programación COBOL (Common Business Oriented Language) pasando a la historia como su inventora.
  • Otro ejemplo se encuentra en uno de los primeros ordenadores fabricados en EEUU en los años 40 del s.XX ENIAC (Electronic Numerical Integrator and Computer), sus ingenieros se hicieron famosos pero nunca se reconoció a las seis mujeres que también participaron en el proyecto y se ocuparon de la programación.

A día de hoy esta concepción está cambiando aunque todavía el reconocimiento de las mujeres en el sector TIC dista mucho del de los hombres pero cada vez se va acercando más.

Son muchas las mujeres influyentes en el sector TIC, y que luchan por dar visibilidad a este colectivo. A lo largo del número de Novática 231, monografía dedicada al papel de la mujer en la profesión TIC y cuya publicación saldrá en breve, hay interesantísimos artículos de algunas de ellas.

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